lunes, 19 de marzo de 2012

A ti, que tanto me recordabas a Bitoni


Entrar al metro en hora punta después de haber dormido poco y mal. Descubrir que el vagón va casi vacío y tienes un sitio para sentarte al lado de una mujer que va leyendo en su Kindle y se sienta con las piernas bien abiertas; como en el sofá de su casa. Conseguir hacerte un hueco entre el barrote y el brazo de la vecina de asiento y quedarte unos segundos en Babia ante el sopor del sueño no reparado. En ese instante sentir que alguien se te acerca y se pone enfrente; te sonríe y te saluda. Justo ahí despiertas del letargo y descubres que es una antigua compañera de la universidad. Aquella que tanto te recordaba a la actriz de cine porno Audrey Bitoni, sigue igual, su cuerpo no ha cambiado; su piel morena brilla y su pelo liso y oscuro desprende el característico olor a espuma de la marca Llongueras. Hablar durante dos paradas sobre la época tan mala que atraviesa vuestro país, vuestra profesión y comentar el estado en que os encontráis antes de despedirnos. Que se baje en la siguiente estación y quedarte de nuevo ensimismado, pensando en escenas de películas de Bitoni. Recrearlas tu cabeza con ella como protagonista. Escenas de sexo duro, imágenes que se suceden dentro de tu mente y hacen reaccionar a tu cuerpo. Pasarte la parada. Un día más llegas tarde.

1 comentario: